lunes, 16 de julio de 2007

¿COPA? de América

En el ránking mundial de “Fenómenos Imposibles”, justo antes de las “Auroras Boreales”, se sitúa “Ver la 9 de Julio sin tráfico”. Bueno, puedo confesarles que ¡¡yo lo vi!! ¡¡Existe!!

Ya, en comparación con cualquier día de semana, el tránsito de los domingos en Buenos Aires es prácticamente insignificante, pero lo de ayer iba mucho más allá. Y es que, por la tarde, la práctica totalidad del país, se sentaba ante los televisores para presenciar la Final de la Copa América de Fútbol... y para más inri, la jugaban las dos grandes selecciones rivales de América (y casi del mundo): Brasil – Argentina.


Cualquier partido entre ellos dos, paraliza el país, pero si además se trata de una Final de un torneo oficial de tanto prestigio, no tiene parangón.

Además se daba la circunstancia especial de ser un partido-revancha de la final de la Copa que se jugó en 2.004, en la que Brasil, con gol de Adriano (*), empató en el descuento, ganándole luego en la tanda de penaltis. Aquel día yo estaba en Córdoba y lo pude “disfrutar” en directo, quedándome sin la fiesta de celebración que se preveía.







Pero este año era distinto... Argentina venía de jugar un gran campeonato, mientras que Brasil, con un “equipo B”, iba escapando partido tras partido, al más puro “Estilo Italia”... (momenti dedicatto a mi caro amichi Filippo di Puttana di Trevi, il mas grandi cocinieri de spaguetto carbonara sine natta ma con Roni al Melonetti). (**)

Así que yo ya lo tenía claro cuando mi amiga canaria Judith me dijo que se juntarían en un bar a ver el partido... ¡¡HOY SE IBA A LIAR!! Sólo pensar en cómo se pondría el Obelisco al terminar el partido y levantar Argentina la Copa me excitaba... Si bien aún no llegaba la botella de Momó, ya me servían en bandeja toda una Copa de América!!!

Sin embargo, más allá de la primera birra, la cosa no empezaba nada bien... ¿Ustedes saben cuando a uno le da un presentimiento de que algo malo va a pasar? Sí? Bueno, estupendo, pero este caso no tiene nada que ver con eso... simplemente, en el minuto 4, Brasil ya marcaba el primer gol.

El comentarista, indignado, culpaba a la defensa argentina por el lamentable error. Pero fue en ese instante que, contrariado por las circunstancias y tras un espeluznante giro de cabeza, que perfectamente podía haber sido firmado por Linda Blair, descubro de dónde venía toda la mala onda. Justo en la mesa que tenía a mi espalda, un grupo de hinchas albicelestes, lo estaban “dando todo”, sentados en su mesa alrededor de un mate y unas galletitas.

Si alguno de ustedes acaba de sentir una sucesión de espasmos involuntarios, que no se alarme. Es totalmente lógico.
El problema no está en si el mate está bueno o no, discusión para la cual se podría escribir otro artículo. El drama está en ver si resulta idóneo una celebración de tal calibre con un poco de yerba y unas galletitas. Evidentemente, a esta pregunta un gran porcentaje de mis amistades, responderá afirmativamente, por lo que debo aclarar que, en este caso, el nombre “María” se refiere a dichas galletitas.


Para que se hagan una idea es como si la U.D. Las Palmas llegara a la final de la Copa de Europa y nos juntáramos todos los amigos en la Plaza de la Victoria a tomar Clipper de fresa con galletas Bandama. Me basta echar la mirada atrás y pensar en el Mundial de Alemania, en el que un partido cuasi-amistoso entre Ucrania y Suiza (***), podía resultar motivo suficiente para terminar en el “Latino´s”, discutiendo media madrugada acerca de si hubiera resultado conveniente la colocación de relojes Swatch en la Central de Chernobyl.


Así fue que, a partir de ese momento, los goles de la canarinha se fueron sucediendo uno tras otro, aguándome, un año más, el festejo para el cual había reservado hueco en primera fila del Obelisco. Igualmente fue bastante sorprendente comprobar cómo la presumiblemente más fiel y enfervorizada hinchada del mundo, esperó, en un escandaloso silencio, a que el árbitro diera por finalizado el encuentro. De hecho la única que hizo algo por levantar el local fue una amiga española, María, que, al grito de “A por ellos, oéeee”, dejó claro no haberse enterado todavía de que con ese tipo de cánticos ni siquiera se llega a semifinales.



Javi, El Gaucho Canario



(*) ¿Y qué carajo tiene que ver el vídeo? Eso mismo dije yo cuando me apareció al buscar en Youtube "gol de adriano 2004". Así que ahí lo dejo, no vaya a ser que algún entendido me diga que los detalles se aprecian mucho mejor en las repeticiones...


(**) Si me dices que pensaste que sabía italiano, mándame un mail!!!


(***) No olvidaré jamás este partido. Si bien fue uno de los más aburridos de la historia, el gol que cantó la pareja de moda, Andrés Montes-Julito Salinas, con la pelota jugándose en el medio campo, justificó esa hora y media. Inolvidable.

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