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domingo, 15 de junio de 2008

Lo estaban esperando

Innumerables fueron los mensajes que se recibieron en la redacción del Blog preguntando por las causas de mi accidente...


Que si a mi edad el Kamasutra debería estar en el cajón junto a 'mi primer diente'... Que si me apretaba excesivamente el gorro de la ducha... Que si el marido de aquella chica no entendió bien lo de 'esto no es lo que parece'...


Con la idea de terminar de una vez por todas con esta innecesaria rumorología, decidí, en un acto de evidente valor, publicar el documento que aclarará las dudas a los más curiosos y acallará las voces de aquéllos que aprovechan la desgracia ajena para lucrarse.


Vídeo: Cómo me rompí la cabeza aquel día...

Espero con esto poder poner fin a una etapa que quiero mantener en el pasado y que se me permita volver a disfrutar de una vida tranquila, cerca de los míos. No quisiera tener que emprender medidas legales.


Yo también merezco vivir...


Javi, El Gaucho Canario
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jueves, 1 de mayo de 2008

¡Plop!

En la tarde de ayer quedo con Musha, que es bostero a muerte, en ir a un bar para ver el partido de Boca de la Copa Intercontinental por la tele.
A la salida de mi típica revisión en el hospital me cuenta dónde está y lo voy a buscar.
Paso por esa calle y no lo veo... pero caminando veo un bar semidesértico con una pantalla enorme y me dije: "coño, qué bueno está... bar-fácil...".
Al momento me encuentro a Musha sentado plácidamente en un bar medio lleno con una pantalla bastante chica y se lo digo:

"Musha..está del carajo ese bar... muy tranquilo y con pantalla grande.. ¡vamos!"


Musha paga, nos levantamos y nos vamos... Entramos en el otro bar, todo perfecto...
Hasta que nos sentamos y nos damos cuenta de que estábamos rodeados por un montón de negros enormes y banderas de Brasil...


¿Partido? ¡¡Boca – Cruzeiro!!



Javi, El Gaucho Canario
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sábado, 26 de abril de 2008

Y el 7º día descansó... y el 8º... y el 9º...

- "Ay, Javi, qué suerte tuviste con el accidente...¡GRACIAS A DIOS no te pasó nada!"

Cada vez que me pongo a analizar las partes de mi caída, mi operación, etc. intento encontrar qué carajo estaría haciendo Dios en esos momentos...

Primero que nada sufro una caída estúpida que de no haberse producido me hubiera permitido llegar a casa tranquilamente, comentando con mi amigo Jeremías lo torpe que fui que “estuve a punto de caerme”. Pero no fue así. ¿Y dónde estaba Dios en ese momento? No lo sé... teniendo en cuenta que era viernes, seguramente estaba probándose uno de sus mejores pareos para darse una vuelta por todas esas discotecas llenas de Diosas. Es lo bueno de ser omnipresente...

...aunque, lamentablemente, no pudo estar cuando me tropecé.



En segundo lugar, una vez se produce la caída, mi cabeza golpea el suelo de la peor forma posible, quedando inconsciente durante unos 10 minutos durante los cuales posiblemente Dios estaba en el baño peinándose su tupida barba, comiendo algo para no irse de fiesta con el estómago vacío y terminando de ver la ‘peli’ del viernes, que suele de las mejorcitas de la semana. Es lo bueno de ser omnipresente...

...aunque, lamentablemente, no pudo estar cuando me golpeé el suelo.


Estando ya en el Hospital Argerich el médico se pasa el 'código para casos de pérdida de conocimiento' justo por ahí por donde los calzoncillos buscan su escondite y me manda a casa sin hacerme ni tan siquiera una tomografía que podía haber detectado la hemorragia y evitado mis dos semanas internado con intensos dolores de cabeza (eso sin comentar la posibilidad de haber muerto). Mientras tanto Dios mandaba un sms a los amigotes, tocaba la puerta de su divina y hablaba por teléfono con el restaurante para reservar una mesa. Es lo bueno de ser omnipresente...

...aunque, lamentablemente, no pudo estar cuando el médico se olvidó de escanearme la cabeza.


A la semana llega mi amigo Filippo, al que no veía hacía dos años, para viajar juntos por el litoral argentino, parte de Brasil y entrar a Buenos Aires desde Montevideo. Antes de salir de viaje pasamos por el Hospital de Clínicas, donde me detectan un coágulo y me obligan a quedar internado por dos semanas hasta operarme. En ese momento Dios se encontraba en la agencia de viajes sacando un pasaje para el Paraíso, comprando acciones de una empresa productora de soja y esperando a que llegara el '60'. Es lo bueno de ser omnipresente...

..aunque, lamentablemente, no pudo estar atento a que la sangre se reabsorbiera en lugar de coagularse.


Así fue que, lamentablemente, no encontraron cama libre en terapia intensiva y tuve que esperar 9 días para operarme... Y me tuvieron que rajar la cabeza... Y me tuvieron que colocar una sonda... Y etc., etc., etc...


Pero, a pesar de estas pruebas dignas de los mejores investigadores del juez Garzón, todavía la gente me viene con que le agradezca Dios todo lo que me pasó y la suerte que tuve...

¿Pero qué méritos tiene Dios en su Currículum? Según dicen, trabajó sólo seis días creando este mundo, que, bajo mi punto de vista, deja mucho que desear... Luego el 7º día descansó... y el 8º... y el 9º... ¿Y con qué se agotó tanto?

Lleva unos 40 mil millones de años en un trabajo del que nadie lo consigue echar a pesar de su improductividad. Además el horario que tiene no sólo es flexible, sino que, haga lo que haga, se va a casa tranquilo. Está más que claro. ¡¡Su mayor mérito es vivir como funcionario!!

Quiero dejar claro que, por encima de cualquier cosa, respeto absolutamente todas las creencias, que es algo personal e íntimo de cada uno y en lo que no me interesa ni meterme.

Pero, sin querer ofender a nadie con todo esto, les pido, por favor, que no me vuelvan a decir que le dé las gracias a ese Dios que se anota puntos a favor cuando las cosas salen bien, pero que cuando salen mal es “para que aprendas una lección”... que es lo mismito que haría mi madre...

Yo, particularmente, prefiero que no me 'ayude' más y que me deje vivir tranquilo, que puestos a creer en criaturas celestiales, me quedo con las Vírgenes y las Ángeles.

Amén.

Javi, El Gaucho Canario

lunes, 7 de abril de 2008

¡¡Mamá, mira lo que le dicen a tu hijo!!

... siempre hay alguno que tiene que acudir al chiste fácil...


No pensaba yo justamente en otra cosa ahora que volver a aterrizar con el cráneo... Bonito consejo.

Javi, El Gaucho Canario

sábado, 15 de marzo de 2008

No hay tonto sin suerte (y IV)

Por fin regresaba a mi habitación, mi ‘casa’ durante los últimos 10 días. Volvía a encontrarme con mis enfermeras favoritas, entre las cuales sorteaban cuál debía atenderme. La que perdía, me tenía que soportar.

Lo cierto es que una vez regresé ahí dejé de sentir los dolores de cabeza de antes y me encontraba mucho mejor, más allá de las lógicas molestias debidas a una incisión que me había dejado puntos como para que Las Palmas volviera a .

Ahí seguían mis hermosas humedades de la pared... esa ventana sin persiana, que cada mañana me hacía disfrutar de un espectacular amanecer... mis queridas chicas con sus pastillitas y sus jeringuillas para seguir practicando acupuntura con mis brazos... los chicos del Gran Tribunal con sus ‘amplias sonrisas Profidén’... ese limpiador que entraba todos los días en la habitación, repartiendo paz y armonía: ‘la concha de la lora... esto es una mierda... la madre que la...’, etc., etc...

Y, por supuesto, los chicos de la cocina, portando su exquisito menú de cada día. Esa tarde, como en todas las fechas especiales, el plato del día había sido elaborado, y lo digo con una vergonzosa vanidad, PENSANDO EN MÍ. Después de la difícil operación por la que pasé, no se les ocurrió otra cosa que servirme, en bandeja de plata, los restos de mi operación:


Foto: Cerebritos en su salsa

Después de ‘agradecer’ este gesto, me quedé mirando el plato y deseando que el postre no fuera una referencia a mi odisea con la sonda.

Ya mi estancia en el hospital llegaba a su fin, pero el aburrimiento se empeñaba en seguir siendo mi fiel compañero.

- Javi, también puedes caminar por el pasillo y hablar con la gente – me decía Silvina, mi querida psicóloga, tratándome de alentar.

El consejo no era malo del todo, si no llega a ser:

a) porque el pasillo medía únicamente unos 60 metros de longitud, por lo que al tercer paso que daba, ya tenía que empezar a frenar.
b) por el desafío que representaban las 4 personas que ‘vivían’ en mi planta a las Leyes de la Longevidad... Y eso sin mencionar que, lamentablemente, uno era sordo y otro estaba ya más cerca del arpa que de la guitarra.

Como Murphy también se da alguna vuelta, de vez en cuando, por este tipo de centros para afianzar sus ideas, a la única chica joven y simpática, Cynthia, la conocí el último día, mientras los dos esperábamos para que nos dejaran ‘en libertad’. Ella y su madre eran dos personajes encantadores, que se tomaban con muy buen humor su situación, desgraciadamente, bastante más grave que la mía. ¡Ya las voy a ir a molestar!

Finalmente el pasado miércoles 5 de Marzo abandonaba el Hospital, después de despedirme de un tipo vestido de negro, portando una guadaña, que anduvo todo este tiempo por ahí, y volvía a ver el Sol. Desde entonces mi vida es bastante normal. Incluso diría que está mejorando. Nunca me miraron tantas chicas por la calle como ahora. Fue entonces que Filippo, víctima de un ataque de celos, trataba de justificar este hecho:

- ¡Normal! Pareces Frankenstein con esa venda en la cabeza...

Lo peor de todo fue descubrir que la gente me cedía el asiento en la guagua y que, lo confieso, una niña me miró y se asustó... Y yo imaginando cómo será la cosa el día que me saquen el ‘gorrito’ y aparezcan además los puntos...

Foto: Bladimir, a la izquierda, y Dimas, a la derecha


AGRADECIMIENTOS

Por último sólo me queda agradecer a todo el personal del Hospital que me cuidó...
Los enfermeros: María, Marcela, Adela, Patricia, Maxi, Ariel, Zulma...

Los médicos: Silvina, Florencia, Federico, Gilda, Juan, Melina, Luis, Bladimir y, muy especialmente, Dimas, quién desde que me recibió en Urgencias me trató de forma espectacular, me contó cada cosa que me iba pasando con total claridad y hasta, en día de descanso, luchó para conseguirme cama y que pudieran operarme cuanto antes... ¡un tipazo!... Y Cecilia, que prácticamente ni me conoce, pero de la que se habló mucho... ¡Y curó mi vista para siempre! (lo siento, Luis, se va a casar...).


Sé que se me olvida gente, pero no es que no los quiera añadir, sino que no recuerdo todos sus nombres...


En cuanto a mis amigos, la mayoría no supo nada hasta que le conté la historia a mi familia, porque no quería que a mis padres “se les parara la papa”... Así que fueron pocos los que me pudieron ayudar durante este proceso, aunque desde que salí del Hospital me hicieron sentir muy cuidado...


A los pobres que sí tuvieron la “mala suerte” de ser informados y estuvieron más cerca y a los que me dejaron su sangre para la operación, les doy las gracias... de corazón... Ustedes saben quiénes son (*)...


Y la mención especial es para Karla y su familia, que una vez más se volvieron a portar como mis hermanos y mis padres a este lado del charco, y para Pedro, un tipazo al que conocí por trabajo, pero que, más allá de esa relación laboral, se creó una increíble relación amistosa. Él estuvo siempre pendiente de todo y mantuvo informado cada día a mi hermano Luifer, el único de mi casa que tuvo que sufrir conocer la noticia, sobre mi evolución. Pero de Pedro hablaré otro día, porque merece un capítulo aparte...


Así que para alegría de unos pocos (y desgracia de muchos otros), sigo en pie y me queda mucho por batallar... Y, quién lo iba a decir, todo gracias a mi falta de cerebro...


Pero eso sí... si bien no niego lo de tonto, si de tener suerte se trataba, ¿¡¡por qué carajo no caí sobre una almohada!!?


Javi, El Gaucho Canario
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(*) Jeremías (el Gran Asesino... la que te va a caer cuando consiga las pruebas...), Maru, Andrea y Alejandra, Agus, Carlos, Nancy, Mati, Los Pablos, Maga, Romina, Fernando, Cynthia, Carla, Filippo (por el que preferí caerme que irme de viaje por Argentina), Luz (mi enfermera peruana), Luis, Gladys, María José, Ceci... ¿me olvido de alguno?

miércoles, 12 de marzo de 2008

No hay tonto sin suerte (III)

La primera etapa de la operación iba a transcurrir en ‘Anestesia’. Realmente, por lo que a mí respecta, sería la primera y la última, porque de ahí en adelante no tengo ni un recuerdo, como era de esperar. Al menos el equipo que me iba a drogar tenía muy buen humor (supongo que tendría que ver con las ‘pruebas de efectividad’ que harán entre ellos...), así que hasta el último momento me lo pasé tranquilo y sonriente.
Foto: Ensayo general del corte de cráneo

La operación era simple. 'Únicamente' tenían que abrirme el cráneo, sacar el coágulo y volver a cerrarme... Para ellos eso era como limpiarse los mocos... Y, al final, hasta consiguieron hacérmelo creer...
Horas más tarde volvía a abrir los ojos y, mientras me sacaban de quirófano para internarme en Terapia Intensiva, milagrosamente reconocía la voz de Gumer, que me hablaba. Igualmente al distinguir a su lado a Karla la empecé a molestar, como es sana costumbre, con lo que se confirmaba que todo había salido más a la perfección, quedándose ellos muy tranquilos.
La operación, que dentro de la especialidad es de lo más sencillo, había resultado un éxito total. De hecho los médicos se felicitaban entre ellos por haber conseguido hacerme callar durante unas horas. Ahora sólo quedaba esperar un postoperatorio sin problemas. Para ello me internaban en una sala con otros cuatro pacientes, que, sumadas sus edades, sobrepasaban los 1.280 años.

El día que pasé acá fue relativamente entretenido, porque al menos veía gente pasando continuamente por la sala y a los médicos y enfermeros trabajando. La Medicina es mi carrera frustrada, así que me gusta ver cómo desarrollan su labor y me encanta preguntar todo, hecho éste último que, sin lugar a dudas, más de uno de los profesionales no va a olvidar jamás...

Sin embargo el momento más duro por el que pasé desde que me interné estaba por llegar: LA SONDA.
¡¡¡Buuuuuuuuuuffffffffffffffffffffffff...!!!

Bajo los efectos de la drogas alguno había aprovechado para utilizar mi fornido cuerpo desnudo a su antojo. No es fácil acostumbrarse a ser tratado como objeto sexual, pero mucho menos a que jueguen (de esa manera) con esa parte tan sensible como fundamental en la vida de un hombre.

En un principio, mientras estaba acostado con la sonda colocada y en perfecto uso, recapacitaba acerca de las grandes ventajas de ese sistema. Hasta entonces no parecían existir inconvenientes.

Recapacitaba acerca de la utilidad de este mecanismo para salir de juerga. Se iba a terminar eso de tener que levantarte cada dos cervezas de la mesa y hacer largas colas en el baño, teniendo que interrumpir una amena conversación con los amigos o, peor aún, dejar a tu 'amiguita' sola en la mesa rodeado de los buitres de bar.
Por otra parte te ahorrabas grandas caminatas por la calle para buscar una pared semioculta donde dejar grabado tu nombre o incluso, dependiendo del tiempo transcurrido desde el último paseo, una frase de amor completa con una caligrafía de dudoso estilo.

Pero llegó la retirada. Y me refiero a la retirada de la sonda, porque si yo llego a saber lo que se me venía, el que se iba de ahí corriendo era el querido Gauchito... Como me dijo el enfermero:
- Van a ser sólo cinco segundos un poco desagradables...

Durante esos cinco interminables segundos me dio tiempo de ver cómo pasaban por mis ojos los recuerdos más hermosos de mi vida y todas aquellas 'buenas' amigas que me habían acompañado en mi camino. Fue realmente dramático, especialmente lo de comprobar las pocas niñas que habían pasado por mi vida... y eso que alguna hasta repitió un par de veces en ese ratito. Por eso, después de 2 segundos y 45 centésimas, ya tuve que empezar a recordar las mejores portadas de la historia de Interviú, que, quieran que no, había tenido también su pequeño espacio... En fin, no quiero desviarme del tema principal...

Como les contaba, el momento más duro llegó un poco después cuando la elasticidad de la vejiga llegaba a su máximo apogeo y no iba a quedar otra opción que su completo vaciado. Les juro por 'mi querido quiste aracnoideo’ (desde aquel día, un gran amigo, un hermano, un sentimiento...) que en mi vida había sentido un dolor físico tan brutal como el que provocaba la descarga del líquido elemento. ¡Sólo de volver a recordarlo me dan ganas de pedirle consejo a Bibi Andersen acerca de las posibles alternativas!

Las 24 horas que tenía que pasar en Terapia Intensiva se me pasaron intentando convencerme de que 'beber agua es muy malo para la salud'.

Al día siguiente volví a mi cuarto para comenzar la cuenta atrás para mi salida.

Javi, El Gaucho Canario
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¡¡Continúa aquí!!

sábado, 8 de marzo de 2008

No hay tonto sin suerte (II)

Nunca había estado internado en un hospital. Sí había tenido dos experiencias cercanas en la familia, pero por ahora, en lo personal, ni siquiera una fractura de dedo meñique del pie. Así que esto de internarme por primera vez por un problema en la cabeza venía a ser algo así como dejar de ser virgen con Scarlett Johansson. ¡¡Por la puerta grande!!

El Hospital de Clínicas pertenece a la Universidad de Buenos Aires. Si bien la cuestión de infraestructura y servicio es bastante lamentable, porque no goza de una buena salud económica, los médicos que aquí trabajan y operan son de lo mejorcito del país. Con ese consuelo veía pasar los días mientras miraba las cuatro frías y mal pintadas paredes que me rodeaban. O mientras llamaba a Karla para decirle que me trajera toallas y papel higiénico, porque no era algo que te suministrara el centro.

Los primeros días toda la atención se centraba en decidir si me operarían o no. Como les comentaba era un caso muy llamativo, porque sólo tenía un poco de dolor de cabeza. De resto estaba bien... bueno, igual que siempre, porque, obviamente, tampoco es que me fuera a mejorar el golpe...

La mañana del lunes, alrededor de las 07.30 a.m., entra en mi habitación el Gran Tribunal en peso. Medio dormido todavía me encuentro con un grupo de 6 médicos rodeando mi cama con cara de soldado malo-malísimo de película de nazis. Enseguida supe que la cámara de gas estaba siendo preparada para ahumarme, así que cuando el Gran Jefe me comunicó que finalmente decidieron que lo mejor sería operarme, respiré aliviado, porque aún me quedaba una opción de salir vivo.

Y mi pregunta es... ¿tanto les cuesta sonreír un rato? Al fin y al cabo el que está jodido es el que está en la cama. No pido yo que preparen un juego de preguntas y respuestas para adivinar si me operan o no, pero al menos que, con una sonrisa en el rostro, te digan que te van a cortar el cráneo.
O mejor aún, que entren con el juego “Operación” y justo al tocar la cabeza, se le encienda la nariz al muñequito con una cancioncita en plan “algo está fallando, algo está fallando...”.



A partir de este momento ya todo se centraba en encontrar el día en que me meterían en el quirófano. Los días se hacían interminables entre pastillitas para la cabeza, laxante para no hacer esfuerzos en el trono, comidas de colegio, análisis de todo tipo, extracciones de sangre (jamás pensé que pudiera tener tanta) y, sobre todo, horas y horas de interminable tedio. Ni tan siquiera tenía demasiadas visitas, porque había optado, en previsión a un más que presumible infarto familiar colectivo, por no contar mi situación hasta que todo hubiese pasado, con lo que la mayoría se estará enterando a través de este blog.

Vídeo: Más exhaustivos controles médicos. Una genialidad.
www.Tu.tv

Finalmente el jueves me comunican que a la mañana siguiente me llevarían a quirófano. Lejos de asustarme, me invadió una alegría inmensa, porque lo que más deseaba era volver a casa cuanto antes. Esa noche tuve que darme un par de duchas con esterilizantes y comenzar un estricto ayuno. Obviamente, tratándose de un hospital, esta parte costaba bastante poco.
Sin embargo, a las 08.30 a.m. volvía a aparecer por mi habitación El Gran Tribunal para comunicarme, con la misma 'alegría' con la que comunicarían que había ganado la lotería, la fatal noticia: se suspendía la operación.
En ese momento mi buen humor se fue al piso. El problema era que no quedaban camas libres en Terapia Intensiva, donde debía pasar al menos un día después de la operación, no tanto por la gravedad de mi caso, sino por cuestiones de seguridad e incluso legales.

El personal del Hospital me animaba, confirmándome que la primera cama que quedara libre estaba reservada para mí. Aún así, mi mal humor continuó todo ese día, apoyado en la creciente incredulidad sobre la fecha de la decapitación.

Sin embargo, el sábado, 1 de Marzo, llegaba el Día D. Esa noche, finalmente, me operarían. Por suerte ya había hecho el ensayo general de los lavados y el ayuno el día anterior, así que todo venía fácil.

La camilla para llevarme a quirófano llegaba.

Javi, El Gaucho Canario

¡¡Continúa aquí!!

miércoles, 5 de marzo de 2008

No hay tonto sin suerte (I)

- UIUIUIUIUIUI... (sonido de ambulancia... por si no quedaba claro...)

Abro un poco los ojos. Reconozco a mi amigo Jeremías, pero no entiendo bien dónde estoy.

- Javi, tranquilo, simplemente acabas de destrozar un gran pedazo del suelo argentino.

Me dolía la cabeza... el ojo no lo conseguía abrir del todo. Me dolía mucho. Por suerte me hicieron con dos.

Al parecer, diez minutos antes había sufrido una importante caída, con tan mala fortuna que resultó de la peor forma posible: ¡de cabeza! Aún no tengo muy claro si fue un producto de la mala suerte o una simple cuestión probabilística, teniendo en cuenta el porcentaje de superficie que ella ocupa. Fuera como fuera, en este momento dicho porcentaje había aumentado notablemente, debido, por un lado, a la aparición de un chichón y, por otro lado, al ojo tipo Rocky IV que se me estaba formando.

Un tiempo más tarde estaba entrando en camilla y con collarín por el Hospital Argerich, donde poco menos que me miraron por encima y me dieron una palmadita en la espalda. Creo que en la serie M.A.S.H. alguna vez vi más atención al enfermo. Se limitaron a hacerme una radiografía para comprobar que no tenía huesos rotos y a decirme que debía ir al oftalmólogo. Para ese diagnóstico, ¿cuántos años de Medicina me dijiste? Lo terrible de todo esto es que, habiendo quedado inconsciente, no se molestaron ni en hacerme una tomografía, porque, según decían, “la máquina no funcionaba, pero tampoco era tan importante.

Y no... no era tan importante... ¡¡era vital!!

Casi una semana más tarde, ya tranquilo por el ojo, que había sido convenientemente tratado por un oftalmólogo, me presento en el Hospital de Clínicas (el de la Universidad), preocupado por el dolor continuo de cabeza, que no terminaba de desaparecer. Fui al hospital para que me dijeran que el dolor era normal tras un golpe así y que me recetaran una pastilla mágica para irme de viaje con un amigo, que había llegado a Buenos Aires la madrugada anterior.


Vídeo: Chequeo médico serio al 'estilo Argerich'

La sorpresa me la llevo cuando al realizarme la tomografía descubren que tengo un coágulo por encima del cerebro y que de irme a casa “nanai de la China”. El caso fue tomado como de interés general en el centro, ya que, en circunstancias normales, con esa cantidad de sangre debería haber estado en coma o al menos con pérdida de memoria, de sentido o de coordinación. ¿Y qué fue lo que me salvó?

a) Ser bruto de nacimiento
b) Tener más suerte que el que inventó la tirita (curita) para negros
c) Estar mal hecho
d) Todas las anteriores

Tic, tac, tic, tac... Shhh!! No copien!! Tic, tac, tic, tac... Efectivamente, todas son ciertas. Les explico:

El día que mi padre se abalanzó como una bestia sin escrúpulos sobre mi madre, empezó a crear una cosa rara. Lo que se ve por fuera, ya era evidente y no es noticia a esta altura de la vida, pero, lo que hizo por dentro, era todavía más curioso. Donde todo el mundo tiene cerebro a mí me apareció un “quiste aracnoideo”, que viene a ser una bolsa de agua que ocupa su lugar... Así es. Para los que querían confirmar la procedencia de mi innata estupidez, acá está la evidencia definitiva: mi cerebro no estaba completo. Los más coherentes, sin embargo, pensarán “adónde habría llegado con su enorme talento, de no haber tenido un cerebro de cuarto y mitad”.

Sea como sea, la cuestión es que esa 'bolsa de agua', hizo de salvavidas, ya que el coágulo, en lugar de presionar el cerebro, oprimía el quiste, lo que evitó que el susto fuera mayor.

La impresión me la llevé cuando el Dr. Dimas me confiesa su sorpresa por la actuación del ‘Matadero Argerich’ y me asegura que, de no haber sido por este caso tan extraño, podía haberme ido a casa y haber entrado en coma en cualquier momento o haber muerto... Upss.. ¿qué feo suena, no?

Así que, como bien les decía, realmente no hay tonto sin suerte.

Pero esto no es más que el comienzo de una pequeña aventura, que, entre otras cosas, explica mi ausencia por estos lares...


Javi, El Gaucho Canario


¡¡Continúa aquí!!

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Hubiese sido tan gracioso...

...contarles hoy que anoche vinieron unos amigos a casa a guitarrear y tomar algo y que, en una de ésas, nos fuimos a comprar un par de cervecitas y la amiga que se quedaba a esperarnos apareció en el mismo lado de la puerta que nosotros... sin la llave...


Y que tuve que ir a buscar la copia de la llave a casa de una amiga, mientras el resto esperaba con las cervezas frías cada vez menos frías... (y menos “cerveza”)...


Y que cuando conseguimos entrar, ya toda la cuarta planta del edificio conocía nuestra patética situación y se había dedicado a aportar “mágicas” soluciones rescatadas del Volumen LXII de la Colección "Yo no soy menos que McGyver" (traducido de la obra original "McGyver?? My eggs!!") ... que, por supuesto, nos seguían manteniendo al mismo lado de la puerta...


Pero, por suerte, eso jamás sucedió. Así que hoy no tengo nada nuevo que contarles.

Javi, El Gaucho Canario
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jueves, 15 de noviembre de 2007

Bajo tierra

Por fin, hace apenas unas horas, el Cactus quedó sepultado definitivamente, dando, hasta el último segundo de su existencia, evidentes muestras de estar realmente podrido por dentro... Le hará bien una vida entre gusanos...



REQUIESCAT IN PACE.




Javi, El Gaucho Canario
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jueves, 8 de noviembre de 2007

Tomadura de pelo

Hay varias cosas que no se pueden hacer a la vez.


Es imposible estornudar y mantener abiertos los ojos. Recuerdo además que esto era una típica pregunta del Trivial Pursuit. Por lo visto esto es así porque el gesto de cerrar los ojos es un reflejo que acompaña al estornudo... Y yo pensando que era para no salpicarte...


Es francamente imposible mantener una conversación inteligente con una amiga mientras piensas que le querrías comer la boca hasta alcanzar su tráquea. Lo peor de todo es que en ese justo momento, cuando uno está tirando de su “Top Ten de Conversaciones Magistrales” que rescató de un libro de autoayuda de un célebre periodista venido a menos, no se da cuenta de que ella ya se percató de tu excedente de feromonas en el instante mismo en que pronunciabas un titubeante “Hola".


Está científicamente verificado que es rotundamente imposible permanecer dentro de un radio inferior a los dos metros de distancia de mi madre y no irse convencido de que madre no hay más que una, porque efectivamente Dios debe existir en algún rincón recóndito del planeta.


Pero lo que no se puede hacer jamás de los jamases es dejar tu exuberante melena en manos de un joven peluquero ruso con formación europea en el corte capilar e incursiones en la escuela argentina, mientras mantienes una conversación de teléfono con tu jefe. En un 98% de las ocasiones abandonarás la peluquería trasquilado por la zona temporal, con una longitud ligeramente superior en las áreas frontal y parietal y una especie de cortinilla cubriendo la zona occipital hasta la altura de los hombros. De manera opcional, eligiendo el “Corte Moskovskaya Especial de la Casa” te puedes retirar de la peluquería en una moto de 75 cc. rectificada.


Qué lástima no tener fotos para documentar este caso que les narro, pero esto no me pasó a mí... evidentemente le pasó a un amigo...

Retrato Robot de mi amigo (que en nada se parece a mí) momentos antes de entrar en la escena del crimen


Javi, El Gaucho Canario
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miércoles, 31 de octubre de 2007

El Velociraptor

Velociraptor es un género representado por una única especie de dinosaurios terópodo dromeosáurido, que vivió en el Cretácico superior (hace aproximadamente 83 y 70 millones de años, en el Campaniano), en lo que hoy es Mongolia y China y bla, bla bla...”.


¿Pero qué basura me estás contando? ¿Tanto documental de La 2 para esto?

Esta mañana fui testigo de la aparición de un ejemplar de esta especie, presuntamente extinta.

Era una linda mañana de lluvia en la ciudad de Buenos Aires. Mi labor profesional me hizo viajar a la provincia, por lo que opté por usar el tren.


Antes de abandonar la oficina, pasé por la portería para pedir apoyo logístico:

- Darío, ¿no tendrás por casualidad un paraguas para prestarme?

Una vez llevada a cabo mi tarea, con total eficacia, todo sea dicho de paso, tomé mi tren de vuelta.

La sucesión de hechos que les relato a continuación se desarrolla en un tiempo total de 4 segundos y 23 milésimas:

1. Javi cuelga el paraguas en el asiento.
2. Javi agacha la cabeza para escribir un sms.
3. Javi siente que el tren frena para realizar una parada.
4. Javi levanta la cabeza.
5. Javi piensa en qué le va a contar a Darío.



“Velociraptor” se traduce al latín como “ladrón ágil”. Por lo que parece, yo me encontré con un espécimen de la familia de los “Velociraptorquetecaguis”, de los que quedan algunas comunidades buscando empleo en los trenes y subtes de la ciudad.

Javi, El Gaucho Canario

jueves, 11 de octubre de 2007

Difícil elección

Entré en la joyería.

Ella siempre fue de gustos más bien caros... Y era muy exigente con las formas y colores. Si bien los verdes le gustaban mucho, no había nada tan hermoso como uno de esos bien rojos... grandes...

Había muchos para escoger. Yo estaba seguro de acertar en la elección, porque la conocía bastante bien, pero no me quería conformar con eso... quería el mejor... el más llamativo... quería que se sintiera orgullosa...

Uno a uno fui observándolos minuciosamente, sin perder el más mínimo detalle... Comprobaba su dureza... su textura...
Y fue en ese momento que lo encontré... Entre todos, su brillo me deslumbró... era un ejemplar único. No quería otro... ¡quería ese! Lo tenía claro.

Avisé al encargado, mientras rebuscaba en mis bolsillos todos los ahorros que había ido juntando desde hacía tiempo, centavo a centavo... peso a peso...

Abrió la caja de seguridad... suavemente lo agarró y con una delicadeza propia de la mercancía que manejaba, lo depositó en su recipiente y me lo cedió cuidadosamente.

Nervioso de felicidad, salí de la joyería con muchas ganas de llegar a casa enseguida y enseñárselo.

No me lo podía creer. Por fin había conseguido comprar un reluciente y jugoso tomate.

Javi, El Gaucho Canario
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miércoles, 3 de octubre de 2007

Mi vida con un Cactus (*)

Siempre me gustó tener al menos una plantita en casa. Le da vida al hogar, le da color, frescura...

En el apartamentito que dejé en Gran Canaria tenía un hermoso poto en el interior (que se quedó mi hermano... y que espero que no se haya fumado), unos geranios secos que me regaló mi amigo Luisito después de hacerles vudú y un pequeño cactus que presidía la casa desde el borde de la terraza. Le tenía mucho cariño. Siempre me encantaron los jardines de cactus. Me gusta esa aparente independencia. Son como los gatos en el mundo de las plantas. Si no les haces caso, ellos mismos se buscan la vida.

Cuando llegué a Buenos Aires, hace ya más de medio año, y entré en mi casa me dio un poco de pena ver que no tenía ni un poquito de verde. Pensé que debía conseguir alguna plantita que me hiciera compañía.

Sin embargo, la amiga que me había conseguido un contacto acá para encontrar casa, me había preparado una “linda” sorpresa. Si bien, en un principio, no me percaté, (demasiado) poco tardé en darme cuenta de lo que me había plantado en la casa para darle alegría y color: un hermoso y enorme Cactus Tucumano, cuyo nombre científico, por cierto, es “Caraculictus tucumanis”.

Esta especie de cactus, totalmente desconocida hasta entonces para mí, mostraba unas características muy peculiares.

Para empezar era muy poco proclive al contacto humano. Ciertamente debía provenir de alguna zona muy desértica en la que brotan totalmente aislados, ajenos a cuanto le rodea. Incluso me atrevería a asegurar que es de necesidad vital para dichos especímenes alejar, como fuera, a todo aquello que pudiera acercarse, aun con buenas intenciones, de su hábitat natural.


Para conseguir su propósito, el Cactus Tucumano se vale de sus largas y afiladísimas púas. Estos pinchos tienen la cualidad de crecer y crecer hasta límites insospechados. Un prestigioso laboratorio franco-rumano, llevó a cabo un experimento para estudiar la posible relación entre el buen humor y el crecimiento de defensas naturales en vegetales a punto de pudrirse, llegando a la conclusión de que, por cada sonrisa que uno intenta regalar al Cactus, este respondía con un alargamiento inmediato de 0,70 cms. por púa. Dicho estiramiento, lejos de presentar unas características retráctiles con retorno a posición inicial, permanece de por vida, incluso, me atrevería a asegurar, en constante crecimiento.

Por último, como característica innata del Cactus Tucumano, hay que destacar su poca necesidad de agua. En realidad, debería corregir esto. Más que “poca necesidad” deberíamos hablar de “rechazo total. Casi todos los vegetales de su especie precisan poco agua para el desarrollo de su quehacer diario. Sin embargo, en el caso concreto del “Caraculictus tucumanis”, dicha facultad va más allá de términos de estricta supervivencia, como bien apuntó en su día la honorable Dra. Falcón, experta bióloga formada en el interior de la provincia de Buenos Aires. Indican diversos estudios al respecto, que es capaz de dejar, hasta por un periodo de 5 días, que se conforme un ecosistema propio en los lugares donde se alimenta con tal de ahorrar los recursos acuíferos (**).

Para concluir esta somera tesis, indicar que adaptarse a un hábitat en el que prolifere el Cactus Tucumano es realmente una tarea harto complicada. Por suerte, parece ser que es una especie en inminente peligro de extinción. Sin embargo, no fiándome de este último dato, contraté los servicios de la Doctora en Jardinería Silvia, experta en Derecho Vegetal, para que lleve a cabo la tala indiscriminada de esta horrenda especie.

Quiero dejar claro, para que no quepa error ni confusión alguno, que todos los datos acá mencionados provienen de la propia experimentación así como de fuentes totalmente fidedignas, como es el caso de la “Biblioteca Nacional del Jardín Canario” y múltiples documentales de “National Geographic” en horario de máxima somnolencia.

Que quede esto más que aclarado para que ABSOLUTAMENTE NADIE piense que he tenido una convivencia de mierda durante seis meses con una persona insoportable con baja preocupación por el aseo personal y/o doméstico y que me ha resultado la parte más difícil de sobrellevar desde que estoy viviendo en Buenos Aires. ¡¡Que a nadie se le ocurra pensarlo!!
Simplemente es mi intención dejar el estudio anteriormente presentado como humilde aportación personal al mundo científico.

Amén.
Javi, El Gaucho CanarioComentarios a: elgauchocanario@gmail.com

(*) A la gente de las Islas Canarias, les recomiendo que cambien "Cactus" por "Jarea" para obtener una descripción más precisa.
(**) La ollita colorada que está en el fregadero permaneció 5 días con arroz quemado y agua hasta que aparecieron los primeros bichitos, que dejaron sus alcantarillas para venirse a la "residencia de verano". Verdad verdadera.

martes, 2 de octubre de 2007

En Fibertel sí creo

Cuando me instalé en mi primera casa nada más llegar a Argentina, les conté mi Gran Odisea para contratar los servicios de Speedy, la compañía de Internet de la nefasta Telefónica.

Ahora, en esta etapa de grandes cambios por la que estoy pasando (y de la que tendrán más noticias en breve), concluí mi mudanza a un lindo departamentito que conseguí por medio de una amiga. ¡¡No saben lo feliz que estoy ahora que vuelvo a vivir solo!!

Sin embargo, este cambio de casa me iba a dejar unos días sin Internet, durante los cuales ustedes me extrañarían muchísimo y llorarían sin consuelo posible. Me temía, que hasta que volviera a tenerlo instalado ocurriría algún que otro eclipse solar. Y yo no quería tener que pasar por lo mismo.

Esta vez, recomendado por algún amigo y gracias a que la tecnología lo permitía, decidí cambiar de empresa y llamé a Fibertel (Oh, mi Dios), empresa que provee Internet por Cable.

- ¿Y cuánto dice que tardarán en instalarme Internet?
- El martes entre las 8.30 y las 13.00 horas estará el técnico en su casa
- Ya, claro, claro... les espero hasta las 13.01 hs., por si acaso.

Hoy martes a las 12.59 horas (...juraíto, juraíto...) sonó el timbre. Era el chico de Fibertel (Oh, mi Señor). No lo podía creer. Algo tenía que fallar.

- Ah, claro!! Ya sé!! La instalación! - pensaba yo. Seguro que no íbamos a poder acceder a la terraza... no, no, no...mejor todavía... El motor del taladro no iba a girar... Ah, no!! Se iría la electricidad en el momento de conectarlo. O quizás se incendiaría el edificio justo antes de instalar el "Firewall"...

Increíblemente NADA de todo esto ocurrió. Así que a eso de las 14.00 horas ya tenía Internet perfectamente instalado y funcionando correctamente en mi nueva casa.

En Fibertel (Oh, mi Pastor) sí creo.

Javi, El Gaucho Canario

lunes, 1 de octubre de 2007

Abrazos Gratis en Buenos Aires

Quien más, quien menos conoce ya esta iniciativa que partió de un chico en Sidney. Parece ser, según cuentan, que encontrándose mal por la muerte de su madre, agarró un cartel y salió a la calle a pedir “Free Hugs. Luego de esto, un músico que lo conoció, le quiso componer una canción y dedicarle un videoclip para que viera lo que él había hecho por la gente. Ese vídeo fue el que, gracias a Youtube, generó todo un movimiento a nivel mundial... distintas ciudades del planeta acogieron esta hermosa iniciativa ... ¡hasta en Las Palmas de Gran Canaria!

Desde hace unos meses, mis amigos Luz María y Eulogio (que
como habrán visto, ¡están en todas!) tomaron el relevo y ahora también yo me uní a esta idea. Tal es así que estamos yendo cada domingo al Barrio de San Telmo y algún que otro día a la Calle Florida.

Ya sé, ya sé... En este preciso instante mi madre, con una abertura de las fosas nasales de un 145%, se pregunta, sin entender nada, qué hizo ella para que su hijo ingeniero se fuera a Argentina a dar abracitos... mientras, mi padre, que tampoco entiende mucho, se "caga de risa", porque, por suerte, “El Bentayga” sigue estando donde siempre.

Sin embargo, sólo haciéndolo es capaz uno de entender lo que se siente con esta locura de los abrazos. Es realmente increíble cómo se transmite la energía... cómo se genera buena onda...

Por supuesto hay gente para todo. Hay quienes simplemente lo ven como algo “turístico” y te miran entre extrañados y divertidos con la intención de sacarse una foto para su álbum de viaje. Luego están los que se prenden, porque “les parece una idea muy linda”. Estos normalmente ya vienen “de buen rollito” y comparten su sonrisa contigo. Pero los que más te llenan el alma son aquellos que se te acercan... te abrazan fuerte... y, con una emotiva sinceridad, te agradecen y te dicen que “no sabes cómo lo necesitaba”.

Este último domingo, sin ir más lejos, se me acercó una chica peruana que vende artesanías en San Telmo, diciéndome que lo necesitaba mucho, porque esta semana andaba mal de salud. Fue uno de esos abrazos “especiales”. Ahora no dejo de pensar en que llegue el domingo que viene para verla y comprobar que está mejor, como ella misma me aseguró que ocurriría. Ojalá sea así.

Se nota una diferencia muy grande entre dar abrazos en San Telmo y Florida. Para los que no conocen, mientras que San Telmo los domingos es un punto clave del circuito turístico bonaerense, Florida, especialmente entre semana, se convierte en el centro neurálgico de la actividad empresarial.

Los estereotipos que acuden a cada uno de los lugares son, por tanto, marcadamente diferentes. Mientras que en San Telmo la gente es principalmente de fuera de la capital, ya sean extranjeros o del interior del país, a Florida acude, fundamentalmente, el empresario víctima de la carrera incesante de las agujas de su reloj... con su pensamiento perdido en el infinito... y su mirada, una infinita pérdida.




Esto hace que dar un abrazo en este último lugar pueda ser una tarea realmente complicada. En cambio, en San Telmo siempre aparece algún alegre brasileño que rompe el hielo. A veces uno se pregunta si no deberíamos prohibirle a estos los abrazos, porque ya vienen cargados con un “injusto” exceso de alegría. Es realmente envidiable.

Pêro obvio que no todo es “fantasía, luz y color”. Muchas veces nos entristece comprobar que mucha gente se protege por si le vamos a robar. En el fondo no nos queda otra que entenderlos.
Y, por supuesto, no faltan los hostiles, esos que atacan con un “yo no te abrazo ni aunque me pagues(lamento reconocer que, casi siempre, son porteños)... los “des-cariñados”, como una señora que me evitó alegando que “ya di tantos abrazos en la vida, que no quiero más(qué pena, ¿verdad?)... los desconfiados, que te preguntan a qué asociación, religión, partido político, etc. perteneces o cuánto les va a costar... Aunque parezca extraño, esta iniciativa es totalmente particular... un par de amigos locos que queremos cambiar tristezas y soledades, al menos por un día...
Algunos incluso nos pretenden regalar alguna moneda, sin percatarse de que, con sus millones de sonrisas, ya nos están haciendo inmensamente ricos.

Y mientras esto siga siendo así, seguiremos acudiendo puntualmente a “nuestra cita”... Y si te gusta la idea, no dejes de hacerlo en tu ciudad... sólo tienes que fabricar tu cartel y salir a la calle... Sigue tratándose únicamente de "Ayudar por ayudar"...

Yo voy a esperar al próximo domingo para ver si conseguí cambiarle la salud a mi peruana...

... y seguiré esperando también cada día por un abrazo especial que alguien me debe...




Javi, El Gaucho Canario


PD: ¡Efectivamente! ¡El de la última foto es Juanma, un amigo de las Islas Canarias! Es increíble, pero dando abrazos me lo encontré en San Telmo cuando le "metía mano" a su novia y él sacaba una foto... ¡Ni hecho a propósito!

martes, 18 de septiembre de 2007

Se precisa abogado

Luego de estudiar concienzudamente la foto del otro día y llevar a cabo un profundo análisis comparativo, creo encontrarme ante un evidente caso de "agravio familiar".
Creo ciertamente que no es un tema para tomárselo a broma. No en vano sospecho que las pruebas conducen a pensar que podrían existir indicios incluso de daños colaterales que podrían ser catalogados dentro del capítulo de "Impacto Medio-ambiental".

No creo que sea una exageración lo que les comento, pero como, qué duda cabe, siempre están los más escépticos que sólo atienden a pruebas irrefutables, acá van dos de evidente valor testimonial.


Evidencia 1.

Foto de dos de los hermanos Rodríguez. Se intuye claramente falta de cariño en el proceso de fabricación.

Evidencia 2.

Foto de mi amiga Vicky (a la izquierda) y su hermana. Indudablemente en su proceso de elaboración hubo besos, abrazos y, todo hace pensar, que hasta aplausos.

A la vista de la documentación presentada, solicitamos los servicios de un abogado competente que se vea capaz de afrontar nuestra, estimamos más que coherente, lista de peticiones:

a) Disculpa pública por parte de nuestros padres mediante mensaje simultáneo en todos los programas de "confesiones" de mitad de tarde.

b) Compensación económica (con efecto retroactivo) por cada "cubata" que tomamos para afrontar los momentos de soledad e incomprensión femenina.

c) Entrega de Medalla de Oro Olímpica, Óscar a la Mejor Producción, Premio Nobel (en cualquiera de sus categorías y/o en todas, indistintamente) y "Un Sueldo Para Toda la Vida de Nescafé" (que no sé a ustedes, pero a mí siempre me hizo mucha ilusión) a sus padres.

d) Donación de "materia prima", por parte de los anteriormente citados, al Museo de la Ciencia y al Laboratorio de la O.M.S. para Estudios de Clonación.

...y, por último, la más importante de todas... y que puede hacer olvidar todas las anteriores, porque "feos, sí, pero de corazón inmenso":

e) Cena de Navidad conjunta para la Unión Biblíca de las Familias.

Se gratificará.

Atentamente,

Javi, El Gaucho Canario
Comentarios a:
elgauchocanario@gmail.com



PD: Agradecemos a Vicky la aportación desinteresada de las pruebas.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Sabotaje en el Blog

No sé qué pasó con el otro formato, pero poco a poco se fue viniendo abajo, así que me he visto en la obligación de hacer un "cambio de imagen". Ahora me espera un tiempo de "maquillaje".

lunes, 13 de agosto de 2007

Ya no sabe uno si reír...

Lo cierto es que si uno no se toma estas cosas en broma, puede llegar a desesperarse.
Dada mi situación en el país, tengo, como cualquier otro inmigrante que aspira a trabajar y ganarse la vida por estas tierras, que regularizar mi situación. Para ello aproveché el hecho de estar cursando un Máster en la UBA, lo que me permitiría acceder a la residencia temporaria como estudiante.

Una vez recopilada toda la documentación exigida, que les aseguro que no es poca, uno se dirige a Migraciones, hace otra de las ya célebres colas y, tras ser aceptados todos los papeles, le confirman que en el plazo de 40 días, le será otorgada la residencia. "Efectivamente, tal y como me aseguraron", a los 55 días tenía lista la aprobación.

Ahora, con la situación regularizada, debía dirigirme a otra oficina para pedir turno y poder obtener el DNI. Para la realización de este trámite me exigían estar en la dirección "tal" a la hora "cual". Pero, quésorpresatangrandenomelopuedonicreer, resultó que ni la dirección ni la hora eran correctas, porque "hay que ver, hay que ver. Pero qué despistadillos, que son estos chicos de Migraciones que no actualizaron la información". Sí, sí – pensé yo-. No hay gente más divertida que ellos.


De esta forma perdía mi primer día.


Vuelvo a pedir un día en la oficina, el jueves, para acercarme esta vez a la dirección "cual" a la hora "tal", encontrándome con una nueva sorpresa.

  • Ay, ay... fíjese, Señor, que hoy no va a poder ser, porque se cayó el sistema y no se puede hacer nada. Vuelva el miércoles de la semana que viene.

Pero ese sistema...¿¿¿¿DESDE DÓNDE CARAJO SE CAYÓ???? ¿¡¡No será mejor que lo pongan en el sótano!!? ¡¡¡Una semana para arreglarlo!!!


Más allá de lo "simpático" de todo esto, se esconde la triste realidad del que, para poder realizar toda la gestión, viviendo lejos del centro, tuvo que pedir un día en su trabajo primero y se encontró con que le habían dado mal los datos y tuvo que solicitar otro día y resulta que no lo puede solucionar, porque el sistema se lanzó en caída libre.


Yo, en pleno proceso de argentinización total, opté finalmente por la vía por la que acá se termina con todo este tipo de problemas: el amigo que te consigue saltarte toda la burocracia.


Así que muchas gracias a "ti"... ¡¡tú sabes quién eres!!

Javi, El Gaucho Canario


miércoles, 1 de agosto de 2007

Folklore Argentino (V): El Pony Express

Cuando recibí la notificación por parte del Correo Argentino, confirmando que, por fin, el regalito de Momó ya se encontraba en tierras porteñas, esperando ser recogido, me abrigó un enorme sentimiento de felicidad. Por un lado, era todo un detalle por su parte, que en la distancia se agradece aún más. Por otro lado, llegaba en el momento justo para la Fiesta de La Rama. Todo era demasiado perfecto.

Así que, luego de pasar por mi lugar de trabajo (detalle que parece no aportar nada, pero que, además de dar una idea de la vestimenta que lucía durante esta "aventura", le hace saber a mi jefe que, una vez más, cumplo comprometidamente con mi exigente horario), me dirigí a la oficina de Encomiendas Internacionales. El proceso parecía sencillo. Entregaría mi comprobante y me darían a cambio mi paquete. Estaba claro.

Sin embargo, en un momento de súbita lucidez, me percaté del alcance de la palabra que acompañaba, muy de cerca, a Correo, y ésta no era otra que: ARGENTINO.

Mi llegada a la oficina de Correo se producía alrededor de las 13 horas. Con paso seguro entré en el recinto y me dirigí al lugar en el que un cartel rezaba: “Recogida de paquetes”.

En este punto es obligatorio hacer una aclaración. Acá, hagas el trámite que hagas, independientemente de su importancia, no sueñes ni por asomo con realizarlo directamente. El ejercicio que, tras numerosas pruebas experimentales, recomiendo es anteponer al letrero que indica la gestión a realizar, el siguiente “prefijo”:
“Hacer cola para sacar un número con el que puedas acceder a...”

Así, sí. Ahora, una vez “hice la cola para sacar el número con el que podría acceder a la recogida del paquete”, me encuentro con una enorme sorpresa. Lo cierto es que estaba en un proceso de Máximo Nivel Burocrático, porque, en realidad, “hice la cola para sacar el número con el que podría acceder a otro número para la recogida del paquete.”

Bufff.. Ya sé... se están perdiendo... pero es que sólo así, entenderán lo que yo viví. Era increíble, pero había que sacar un número para que te dieran el otro número, que correspondía al bulto que venías a buscar.

De esta forma conseguí pasar la primera etapa con éxito. Y ahora entraba en la segunda parte de la operación: El Bingo.

Esta fase se desarrollaba en una salita, en la que el público asistente tenía que esperar pacientemente un tiempo “prudencial” de entre unos 45 minutos y una hora. En este momento y, una vez introducidas las bolas en los bombos, empezaba la lotería. A través de un altavoz, un “animador” iba cantando un sinfín de números, mientras nosotros, sufridos jugadores, teníamos que permanecer atentos por si teníamos el agraciado:

El 53... el 15, la Niña Bonita... 66, seis-seis... ¡¡¡¡Han cantado línea!!!! Comprobamos el cartón... ¡Correcto, seguimos jugando para Bingo!...48, “cojo a la vieja el... dedo del pie”.. 22, los dos patitos..

A los 20 minutos, uno se veía con posibilidades de ganarse una buena “línea”. A los tres cuartos de hora, incluso pensabas que quizás podrías sacar “el Acumulado” y llevarte “El Gran Bote”.

Nota: Importante ver el vídeo. Está grabado de primera mano para los más escépticos:



Sin embargo, no fue hasta pasado un poco más de una hora, que escucho que el locutor anuncia, uno a uno, los diferentes guarismos que conformaban el número impreso en mi cupón. No lo podía creer. Eran las 16.30 (más de tres horas después) y me disponía a recoger mi “premio”. Eché de menos a mi querido amigo Luisito, que canta los Bingos como un gol en La Naciente (“La 12”, si vas a La Bombonera): ¡¡¡¡¡Bingoooooooooooooool!!!!!

Efectivamente ahí estaba esa botellita que mi querido Momó había prometido. ¡¡Qué emoción!! (mención aparte merece la cara del tipo que me la entrega: ¿“una botella”?).


Allá por el año 1.860, se hizo célebre un servicio de correos que atravesaba Estados Unidos, de costa a costa. El Pony Express, que empleaba caballos y jinetes que se iban reemplazando a lo largo del recorrido, fue el precursor del primer Telégrafo y la primera Línea Férrea transcontinental. Indagando un poco en el tema, acabo de descubrir que el inventor del sistema había llevado a cabo unas pruebas primero con las técnicas del Correo Argentino, desechándolas, ya que, una vez realizado el envío, los Sioux, que empezaban a instalar sus casetas de campaña en la costa Este con la intención de preparar una emboscada, terminaron fundando la ciudad de Nueva York, dándole una cordial bienvenida al tataranieto del cartero.

Por tanto, si bien soy incapaz de demostrar cuánto agradezco a Momó el hermoso gesto que tuvo, les ruego a mis amigos, que, si me tienen algo de cariño, por favor, ¡¡NO ME ENVÍEN NADA MÁS!!(*)

Javi, El Gaucho Canario

(*) O si no, que lo hagan por Western Union y poniéndose de acuerdo para enviarlo todos juntos. No es broma.