¡¡¡Pobre Horacio Boniek!!!
Andaba aún recuperándose del duro golpe que tuvo que soportar después del largo viaje temporal en busca de su prima y ya las manecillas del reloj volvían a jugarle una mala pasada.
Desde el día que conoció el 'posterior fallecimiento' de su querida Wislawa, Horacio pasó una muy mala racha. Primero fue víctima de un ataque de ansiedad, que le hizo pasar por una etapa de terrible insomnio. Durante esas noches en su cabeza retumbaba un constante 'Tic-Tac, Tic-Tac...'. Luego encontró que la única forma de combatir el insomnio era pasar las noches en vela, jugándose sus ahorros en la ruleta del Casino, donde llegó a obsesionarse apostando por combinaciones de números que le recordaran momentos especiales de su vida:
- Apuesto al 3 y al 24... la hora en que llegué al mundo...
- El 22... la hora a la que despegó el avión hacia Polonia...
- El 36 y el 25... mierda, se me volvió a joder el reloj...
Por último, terminó sucumbiendo al vicio del alcohol... Bebía y bebía a toda hora... a todo minuto... con una única manía... siempre dejaba de tomar con la llegada de los primeros rayos del sol, momento en que brindaba con un último 'Tequila Sunrise'...
Uno de esos días, volviendo a casa, pasó por una tienda de relojes. En ese preciso instante, un reloj de cuco dio la hora, abriéndose una diminuta puertecita y apareciendo de dentro de la máquina, un pájaro de colores. Ahí comprendió que, pasara lo que pasara, la manecilla siempre vuelve a girar hasta el principio, pudiendo volver a ver el sol...
En ese momento, rompió, furioso, la botella que llevaba en la mano, estampándola contra el suelo... tiró la petaca de whisky que llevaba dentro del pantalón... y buscó una papelera para los vale-descuento de vino de tetra-brik del supermercado (había que entender que en el Casino no había tenido, precisamente, mucha fortuna que digamos)...
Horacio volvió a colocarse en su muñeca izquierda el reloj que usaba desde los 14 años y que había desterrado al interior de su bolsillo para evitar la tentación. Ajustó la hora y, con paso firme, regresó a su casa, decidido a buscar un nuevo trabajo y dejar atrás , por fin, toda su furia y luchar por los 'días de gloria' que se venían...
Comenzó a leer el Clarín, que ya compraba por costumbre y que había vuelto a amontonar junto con los del resto de la semana en el revistero de su salón, con la intención de encontrar un digno trabajo...
Sin embargo, el destino le hizo abrir el diario por las páginas de Sociedad, encontrándose una noticia totalmente inesperada:
Hoy Horacio pasa los días en la fría y blanca habitación de un Centro Especial, contando, hasta 60 antes de dibujar una nueva rayita en su pared...
Desde entonces yo lo visito cada día para ir acostumbrándome al lugar... porque ya no hay quien carajo entienda que la hora se cambie cada dos meses y pico...
Así que para mi gente de Canarias, que sepan que AHORA (espero que aguante hasta que termine de escribir el artículo), desde la madrugada del sábado al domingo, volvemos a tener una diferencia horaria de TRES HORAS...
En unos meses se volverá a retrasar, así que estén tranquilos... que el juego continúa...
Javi, El Gaucho Canario
Comentarios a: elgauchocanario@gmail.com
Sabías que te amo?
ResponderEliminarYo
Si te digo la verdad, no tenía ni idea, eh?... es más, con este forma de declaración sincera e impulsiva, no creo que consiga avanzar en mis averiguaciones...
ResponderEliminarDe todas formas, muchas gracias... yo ya te voy queriendo un poco más....
Gracias por tener ese mal gusto...
Yo
.. ups.. y ahora quién es yo y quién es tú??
Pues no, no había leido nada, pero ya me puse al día... ¿ya estas mejor?.
ResponderEliminar¿Otra vez a retrasar la hora? ¿No cambiaron la diferencia horaria en Navidades? (es que tengo un amigo tambien de Buenos Aires, y gracias a él estoy informada jajaja). Pues otra vez a tener 3/4 horas de diferencia...
PD: ops! tienes una admiradora por ahí ... jajaja ten cuidao!!!!
un beso!!! ;)