sábado, 29 de diciembre de 2007

El fascinante vuelo temporal de Horacio Boniek

Martes 8 de Enero de 2.008, Aeropuerto de Ezeiza, Argentina.

Nuestro amigo Horacio conseguía embarcar en el vuelo de Aerolíneas Argentinas, destino Varsovia. A pesar de haber salido de su casa, ubicada en el céntrico barrio capitalino de Almagro, a las 06.00 a.m, un nuevo e inesperado cambio horario decretado por el Gobierno de Cristina Kirchner, le hacía llegar a la terminal a las 05.15 a.m. Horacio, para hacer tiempo, decidió volver a desayunar.
Cuando el camarero le hizo llegar la factura de 180 pesos por un café cortado y dos medialunas, comprobó extrañado que en el borde inferior del ticket figuraba impresa la hora: 19.43 hs. Un apagón en una central eléctrica había ocasionado un nuevo ajuste. Horacio perdía su avión.

Por suerte, el imprevisto cambio había dejado libre varias plazas en el vuelo que partía a las 22 horas y que, esta vez sí, nuestro querido viajero alcanzaba sin problema.

Ya sobrevolando Brasil, las azafatas se dispusieron a repartir la cena al pasaje. Horacio, sonriente, pensó que el estrés le había hecho olvidarse por completo de las medialunas. Ni bien se disponía a sacarle la tapa a su bandejita con pasta caliente, el sobrecargo anunciaba por megafonía que un deterioro en la estructura interna del Cristo Redentor obligó a las Autoridades Brasileñas a adelantar las manecillas 11 horas y quince minutos.

En un abrir y cerrar de ojos las azafatas procedían a cambiar las bandejas entregando a los viajeros un desayuno consistente en un poco de café y dos medialunas. Horacio lo aceptó a regañadientes. Su cada vez más próximo encuentro con Wislawa le hacían mantener la sonrisa.

Tras la retirada de las bandejas, las pantallas de vídeo del avión comenzaban a proyectar “Alicia en el País de las Maravillas”. Horacio se quedaba dormido en su butaca con la voz de un conejo repicando en su cabeza: “No llego, no llego”.


Apenas había alcanzado el primer hilo de baba a tocar el apoyacabezas de su asiento cuando un estruendoso sonido de pitos y tambores le obligaba, sobresaltado, a abrir los ojos. El Gobierno de Sudáfrica, aceptando una propuesta del Sr. Mandela, había decidido, en vista de la previsible sequía, adelantar el almanaque hasta el 15 de Febrero, fecha en que se celebraba el día grande de los Carnavales de Johannesburgo.

Horacio empezaba a preocuparse. Él siempre había sido un tipo tranquilo, pero le inquietaba saber que su prima lo esperaba.

La compañía aérea, para conservar la calma entre los turistas, decidía obsequiarlos con otro café y dos nuevas medialunas. Además comenzaba la proyección de un nuevo film que contribuiría a apaciguar los ánimos: ‘El Día de la Marmota’.

Volvía a despertarse Horacio tiempo más tarde. Esta vez el avión viajaba con aparente tranquilidad por lo que aprovechó para solicitarle a la azafata que le trajera algo para beber. La aparición de la señorita vestida con tirantes y portando una enorme jarra de cerveza bajo los acordes del Himno Nacional de Alemania le hizo entender de inmediato que ya había llegado el Oktoberfest al interior del avión.

- No, Fräulein. Prefiero un café y dos medialunas.

Muy desesperado, Horacio Boniek sólo podía pensar en su hermosa prima. Por lo que, en el momento que el Comandante anunciaba por megafonía la inminente llegada al aeropuerto polaco, así como su inmensa alegría por poder compartir con todos la noticia del nacimiento de su primogénito, concebido en el baño trasero del avión después de conectar el piloto automático a la altura del Líbano, Horacio no pudo reprimir un grito de feliz desesperación.

- Nos disponemos a tomar tierra en el aeropuerto de Varsovia, donde son las 21.18 horas del 13 de Julio de 2.009. Esperamos que el tiempo se les haya pasado volando.

Una vez en la terminal, Horacio no conseguía distinguir a Wislawa, a la que tan sólo conocía por fotos. Después de esperar una hora y media (ni más ni menos) tomando un café con dos medialunas en el bar, rebuscó entre sus bolsillos, encontrando el número de la casa de su familia lejana.

- Lo sentimos mucho, pero Wislawa falleció pasado mañana.

Javi, El Gaucho Canario

1 comentario:

  1. Pobre Horacio, me ha partido el corazón!
    El tiempo no para... pero a raiz de estos cambios de horarios y demas, no se te dá por pensar que es el tiempo?? ayer a las 12 me robaron una hora de mi vida!!!! de las 12 a la 1 no lo vivi!, o si?

    Yo creo que no! me lo recordaron cuando quise entrar al boliche y me dijeron la lista cerró a las 2, pero como? me cagaron una hora! si a las 12 ya era la 1 tenia que salir corriendo para llegar, entonces llame a mi RRPP amigo y le dije: el cambio de hora no aplica para la lista, verdad?
    Nooo, andá tranquila!! y asi fue como me abrocharon con el cambio horario y tuve que pagar!!!

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